. Mucho tiempo antes de que Mimadre les tirara el I-Ching a sus amigas por e-mail, era aficionada a las cartas astrales.
. En esa época pre-internet , había un zapatero remendón que, tomando la iniciativa de Mahoma, se iba casa por casa preguntando si necesitaban sus servicios. Esta mente brillante de la mercadotecnia y la diversificación, como anexo al negocio de zapatero tenía el de hacer cartas astrales a las mismas señoras que les arreglaba los costosos zapatos a un módico precio. Un genio el tipo.
. Osea que, cada dos o tres meses, el tipo pasaba y por el triple del precio que costaba remendar los zapatos, cuando te devolvía el trabajo terminado, también traía la fotocopia del mapa estelar del día de tu cumpleaños y unas siete páginas escritas a mano que presagiaban un futuro con olor a pegamento.
. Las estrellas veían un pasado lleno de viajes alrededor del mundo y auguraba nuevos horizontes exóticos y fascinantes. Claramente se leía en la huella lumínica que los astros dejaron el día de su natalicio, que uno de sus descendientes triunfaría en los deportes. No en un deporte individual sino en un deporte de equipos. Estaba ya marcado en el destino astrológico de mi madre su nutrida historia profesional y una carrera llena de logros como recompensa del esfuerzo y el esmero. De esta manera, el zapatero la transportaba en un viaje a través de los tiempos, navegando las desconocidas aguas del destino en el océano cósmico; guiándose por faros celestes y distantes, pero certeros.
. Tan acertados eran los hechos mencionados del pasado que lo comentó a la hora de la cena, nos leyó algunos fragmentos y se preguntó cómo era posible que el tipo haya acertado con precisión quirúrgica a algunos acontecimientos, como que mi hermano jugaba al fútbol.
. Mi padre, que estaba escuchando en silencio mientras terminaba de comerse una naranja, se saco dos semillas de la boca, las dejó en el plato y dijo: Está todo acá. Y señaló con el brazo la habitación. Tenés dos máscaras venecianas, ese cuadro de Grecia, las Mamushkas... evidentemente viajaste y posiblemente lo hagas otra vez. Atrás tuyo hay una foto de Tuhijito festejando un gol en el campeonato, un par de trofeos y una medalla; deporte de equipo. Y en cuanto a lo otro, ya sabe que vos trabajas en la universidad y están estos adornos que te dieron como recuerdo de los congresos de no se qué y no se cuánto. Mientras vos vas a ver si tenés algún zapato roto, el tipo se queda en el comedor recabando información.
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