viernes, 12 de marzo de 2010

Terrorismo Infantil

Mimadre fuma. El cigarrillo hace mal y cuando uno es niño -y más inteligente- eso es evidente.

Suelen formarse grupos para-parentales de preadolescentes que perpetran ataques sorpresa anti-tabaco.
Yo pertenecía a la primera división de "infantes" terrestres, conocida como "Los Lagartos del Desierto". No éramos como los burócratas que se juntaban en el parque y pretendían concientizar a sus padres con dibujos pintados que pegaban en la heladera. No. Lo nuestro no era la diplomacia.
Nuestro trabajo no era sencillo pero si efectivo: entrábamos a ráfagas en territorio enemigo, buscábamos las células cancerígenas y las "neutralizábamos". Una típica división de "search and destroy". Practicábamos todo tipo de tácticas: aplastamiento y retorcimiento, mojadura, punzado con alfileres, tirar los atados arriba del techo, etc.
Pese a nuestra adecuada cara de "no se dónde están los cigarrillos", el enemigo comenzaba a sospechar y generaba planes de dispersión: compraba varios atados, los ocultaba en diferentes lugares, plantaba señuelos rellenos de algodón y nos arrojaba pantuflas. Nuestras estrategias de abducción-destrucción comenzaban a flaquear y ser poco efectivas. Necesitábamos artillería pesada y nuevas ideas...
Yo tenía conocimiento de un kiosco de otro barrio que vendía chascos, así que realizamos una expedición para aprovisionarnos para el "Día C".
Los "explosivos" venían en pequeñas cápsulas antipersonales, unas pepitas blancas con corazón de fósforo. Secuestramos un atado de Mimadre y comenzamos a colocar las cargas en cada cigarrillo. Pusimos algunas en las puntas y luego realizamos pequeñas perforaciones con un palillo para colocarlas a mitad del cigarrillo. En algunos casos, pusimos hasta 3 cargas en un mismo cigarrillo.
Devolvimos el paquete a su lugar, justo antes que Mimadre partiera hacia la universidad. Solo quedaba aguardar en las barricadas y esperar el desarrollo de nuestro nuevo plan de guerrilla.

Mimadre volvió del trabajo hecha una furia. "¡Chiiiiiicoooooos! ¿A quién se le ocurrió la bromita? Hoy tuve una reunión del Consejo Directivo... y nadie tenía cigarrillos así que yo empecé a convidar a diestra y siniestra... ¿y adivinen qué pasó? que a todos se les empezaron a prender fuego y a explotar". No pudimos contenernos la risa... había funcionado mejor de lo planeado. Al vernos, mi madre también se empezó a reír. "Pero que sea la última vez... hasta el decano se quemó los dedos".

"A veces, el diablo va y se pone de tu parte..."

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