martes, 7 de diciembre de 2010

Materia prima.

.   Todos debemos haber asistido a alguna de esas festividades con reminiscencias dionisíacas de las provincias. Me refiero a las fiestas donde se enaltece al trigo, la cebada, "el oro blanco", el chorizo en grasa y demás etcéteras... 
.   Supongo que a nivel local, la elección de la reina es más o menos a dedo. Se debe elegir a la hija de alguna figura importante del pueblo (posiblemente a la hija de aquel que haya contribuido con más dinero a la organización de la fiesta de ese año) y bastará con que la muchacha no sea increíblemente fea al punto de que más que un premio sea un castigo hacer desfilar a la pobre chica por la pasarela bajo la burla constante -en lugar de los piropos- de la muchachada impertinente y alegremente alcoholizada de las gradas... 
.   De esta manera, una chica de clase media alta y más o menos potable, siempre tenía la oportunidad de aspirar a un pequeño reinado.

.   Mimadre tuvo ese privilegio de ser  la Reina del Trigo en su juventud. La Fiesta del Trigo es la fiesta nacional más antigua de nuestro país y toda una institución... igualmente, creo que luego de las locales pasó a las provinciales y eso fue todo... reinado corto digamos. 
.   Esto estaba contando Mimadre en una reunión en la que se encontraba mi familia y la familia de Suamiga. Se cagaban de risa y relativizaban ese evento en sus vidas, como si fuese algo gracioso y decorativo sin demasiada importancia.
.   Como estaban hablando sobre la fiesta del trigo y el reinado de Mimadre, el marido de Suamiga quiso quedar como un duque con su mujer y agregó: "Suamiga también fue reina en su pueblo cuando cumplió 16 años. Fue la reina de la oveja". 

.   Suamiga quedó seria y muda. Giró la cabeza en una especie de emulación de la niña de El Exorcista hacia su marido y dijo "¿pero vos sos pelotudo?". No entendíamos nada, no sabíamos qué es lo que había pasado. ¿por qué se había enojado así?
.   Suamiga, con el rostro serio y una facción de indignación ante su cónyuge soltó: "Yo fuí reina de LA LANA, pelotudo. No de la oveja. Se es reina del producto, no del animal".

.   Uf... por suerte era algo anecdótico y sin importancia... que si hubiese sido algo serio...

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lunes, 15 de noviembre de 2010

Una de las palabras que más he escuchado de Mimadre: "¡Neneeeeeeeeee!"
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lunes, 18 de octubre de 2010

...

¿Ayer tendría que haber escrito algo?
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sábado, 16 de octubre de 2010

Circulo vicioso

Mimadre tiene una amiga muy parecida a ella, por lo que se llevan muy bien pero cada tanto se pelean y se dejan de escribir (vive lejos, por eso se escriben en lugar de hablarse o verse).
A través de los años, descubrí como era circulo vicioso de su amistad:

- Se escriben mail kilométricos diariamente sobre temas y gente en común.
- Seguramente, se cagan de risa de todo y de todos.
- Salta una discrepancia entre ellas.
- Se pelean y se dicen todo lo que se tienen que decir.
- Se dejan de escribir. Pasan de mails de cuatro o cinco páginas A4 a cero.

Esta es la primer etapa del ciclo. En la segunda etapa, una de las dos se acuerda de algo que le quiere comentar a la otra y le manda un mail en donde le reprocha que hace mucho que no se escriben. Por lo general, la que envía este mail es aquella que se sintió menos afectada. La otra le envía un mail, contándole detalladamente el por qué se dejaron de escribir... y el círculo comienza nuevamente.

Esta es una introducción a esta amiga, de quién supongo tengo un par de anécdotas para contar más tarde... llamémosle Suamiga.

De Suamiga, escuche una frase memorable, en una época de mala racha:

"Estoy meada por una manada de rinocerontes macho en celo."
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jueves, 23 de septiembre de 2010

"una madre sabe TODO de la vida".
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Frases célebres de Mimadre.

Comenzaré a publicar frases que escuché salir de la boca de Mimadre, hasta el cansancio.

No son graciosas... son sentencias.
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jueves, 16 de septiembre de 2010

El horror

Hablando con mi hermana sobre este blog, me dice:

"Pero no vale que escribas todo tal cual fue. Es un blog, tenés que inventar un poco... Ponerle algún velo para que no sea tan Real".

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jueves, 9 de septiembre de 2010

Un viaje de ida.

. Ese día, Mimadre fue en auto al centro de la ciudad para realizar una serie de trámites. Lo recuerdo por dos cosas: por lo general, suele ir caminando y solo usa el auto cuando tiene que hacer grandes distancias. Por otra parte, yo -que soy un pachorra absoluto- quería el auto para ir a visitar gente y boludear, por lo que preferí quedarme tirado cual morsa en la cama, mirando tele hasta que ella vuelva y poder desplazarme con el menor esfuerzo posible.
. Transcurrió aproximadamente una hora, tiempo estipulado de antemano que tardaría Mimadre en regresar, y estaba yo cual perro de Pávlov, con el oído atento a que el auto entrara en el garaje... pero nada.
. Cuarenta minutos más tarde escucho la llave sobre la puerta y me pareció raro no haber sentido el auto estacionarse. Me levanté y caminé hasta el comedor, por donde entraba Mimadre tranquilamente. "¿Y el auto?". Ella buscó en el bolsillo y me extendió las llaves. "Ah, vas a tener que ir a buscarlo al centro, porque no me acuerdo donde lo dejé. Para mi que lo dejé entre Tallugar y Talotro, pero ahí no estaba así que me vine caminando". "Por ahí lo llevó la grua". "No, seguro que no, está ahí pero no lo encontré. Andá y buscalo. La otra vez me pasó lo mismo".

. Y si... estaba en ese lugar.
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martes, 3 de agosto de 2010

Memoria emotiva...

Hace unos días... después de una cena... después de haber tomado vino como esponjas... acompañar el café con otra bebida espirituosa de alto contenido etílico... después de haber fumado como escuerzo... después de haber fumado "el postre" con mi hermano... después de que lo primero que me dijo cuando entré fue: "nene, tenés que afeitarte"... después de ponerme una campera de esquimal... antes de salir hacia mi casa...

Yo- ¡Uy, que frío que hace!

Mimadre-(frotándome el pecho y haciendo mueca de "si, hace frio") "bueno, ponete un chalequito, que te abrigue el pechito"

... hace 14 años que no escuchaba esa frase... tuve escalofríos...

martes, 20 de julio de 2010

Lo que cuenta es la intención...


. En la época en que los tres hermanos ibamos a la primaria y por consecuencia los cumpleaños de amiguitos se multiplicaron logarítmicamente, a Mimadre se le ocurrió la gran idea de comprar regalos a granel para no tener que salir corriendo a buscar algo un sábado a la tarde antes de llevarnos a la fiesta.
. Hay solo una cosa que un niño quiere cuando cumple años: ju-gue-tes, y hay dos tipos de regalos que un inocente pequeñuelo de entre 6 y 12 años no quiere recibir: ROPA (léase calzoncillos y medias) o aquel perfume de dudosa calidad que ha corrompido más infantes que la droga del mismo nombre. En el caso de las mujeres, el perfume se cambia por su sustituto femenino y tal vez tengan mas aceptación por la ropa, sin embargo el marketing cumpleañero ha redireccionado la traumatización de las niñas hacia aquellos jaboncitos inservibles con forma de fruta y que se supone se utilizan para "perfumar la ropa".
. Aunque ustedes no lo crean, los ardides de Mimadre consiguieron un "regalo" que supera ampliamente la abominación de tales perfumes, jabones y la ropa interior: libros malos.
. Quiero suponer que estaban en oferta y se vendían al peso, ya que un día se apareció con unos seis libros sobre civilizaciones y otra media docena de libros clásicos de una colección.
. En cuanto a los libros clásicos, el problema no era la calidad del material escrito dentro ya que, mal que mal, son libros conocidos y que uno tiende a identificar con cierto valor literario. La cuestión es que no eran ediciones específicas del libro sino que estaban inscriptos dentro de una colección. Es decir que el "regalo" para llevar al cumple era el Nº 98 de la Colección de Literatura Universal de Editorial Garompa o algo por el estilo... No solo eso... ni siquiera era una colección más o menos seria que después se pudiera extender... Ni siquiera eran de la colección Robin Hood de Editorial Acme, la de tapa amarilla fea, que de última hoy se puede vender como reliquia a alguno de esos nostálgicos de la cultura Kitch por unos pesos. La colección era tan barata que cada libro tenia el dibujo de tapa enmarcado con pintura dorada en una patética imitación de oro, para darle aires de culturoso. "No daba" para regalar un libro de esos que son una evidente compra en bateas de baratas.
. Los de las civilizaciones, en cambio, eran simplemente impresentables: Malas ediciones para niños sobre la civilización Maya, Inca, Egipcia o Grandes civilizaciones del mundo y cosas "de civilizaciones" por el estilo, no me pregunten por que... lo que me quedó claro es que todos tenían algo que ver con alguna civilización ya desaparecida. Evidentemente no servían ni para usarlo alguna vez para un trabajo de la escuela o el colegio: poca información, malos dibujos, libros finitos y grandotes, de tapa dura, para que hagan bulto en la pequeña biblioteca de cualquier purrete.

. Cada vez que llegaba un cumpleaños, sabíamos que se acercaba el momento de la lucha campal (varios amigos nos deben más de lo que creen). Berreábamos y chillábamos para no tener que llevar el espantoso regalo. Eran discusiones que se extendían hasta la hora de ir a la fiesta. Para Mimadre no importaba quién cumpliera años, daba igual si era ese compañero con quien no cruzábamos más de dos o tres palabras al año o el chico que había ido a jugar durante dos años a casa... su primera opción era siempre uno de estos libros y estaba rematada con alguna frase del estilo "pero si le va a encantar, es de los Incas" o alguna frase totalmente surrealista por el estilo, para cualquier chico de 12 años.
. Todo dependía del grado de amistad que cada uno tenía con el cumpleañero. A mayor grado de amistad, mayor era la queja y a veces ganábamos y le compraba otro regalo al niño en cuestión. Así que ya saben, si alguno de mis amigos lee este blog y en algún cumpleaños de cuando éramos chicos, yo les regalé un libro con estas características... bueno, ese era el grado de amistad que teníamos entonces.
. Hacia el final de la época en que todavía era plausible, de que el más chico de los hermanos, obsequiara alguno de estos aberrantes regalos en un cumpleaños sin que el pibe te puteara en la cara en la misma fiesta, Mimadre quería regalar los libros de a dos, para hacer más bulto y sacárselos de encima. La cuestión es que a fuerza de chillar y chillar (hasta los dos más grandes ayudabamos al benjamín a quejarse) varios libros de estos fueron quedando en casa.
. Hace poco estuve unos días en casa de Mimadre -que va donar libros a una escuela o algo asi para sacárselos de encima- y haciendo un filtrado con unos amigos, me reencontré con varios de estos ejemplares literarios y se me vino a la cabeza este trauma que ya había olvidado.
. Les saqué unas fotos para poder mostrárselos a ustedes antes de que se los lleven... ¿y saben qué? Me dio cierta melancolía que se vayan de casa, son como un trofeo que uno tira a la basura...

Estos dos eran la dupla del terror y unos de los "combos"
dobles del final de esos días. No solo era regalarle dos
libros sobre civilizaciones sino que, además, eran sobre
la misma civilización y ambos tenían el mismo nombre
solo que al revés. Era como para que el "amigo" te escupa.

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sábado, 15 de mayo de 2010

La fábrica de sueños

Entrar en ese templo de la Luz era para mi una experiencia poco cotidiana y reservada para los escasos viajes a Buenos Aires. El recuerdo me embriaga y me eriza la piel: la inmensa nave del edificio que se desplegaba imponente ante mi vista; con sus paredes labradas de buen gusto y terminaciones en dorado; la hilera de sillas de cuero replicadas en un mar ondeado que invitaba a zambullirse; el velo bordó, largo y pesado que escondía tras de si la magia de las emociones; los pasillos cubiertos de alfombras para que el ruido de quien llegara tarde al rito no interrumpiera el trance de los demás; y esa cúpula... ¡esa cúpula! colmada de ángeles querubines que bailaban en un cielo que los años habían pintado de sepia. El Grand Splendid era el templo pagano de los cinéfilos y Mimadre me había llevado allí, por primera vez en mi vida, en ese viaje a Buenos Aires.
Yo estaba extasiado, no podía dejar de sorprenderme con la belleza descomunal de esa sala maravillosa que rozaba el pecado de la perfección y le comentaba a Mimadre cada detalle que me llamaba la atención. Habíamos ido a ver Frankenstein de Mary Shelley. Las luces bajaron, sumiéndonos en en la oscuridad profunda de los sueños. El gran telón comenzó a moverse y dejó al descubierto una enorme pantalla de cinemascope. La superficie fue bañada por la luz divina del proyector y el juego de luces y sombras tomó vida.
Poco a poco me fui metiendo en la historia y, entrada ya la película, yo era solo ojos y luz y sonido y euforia. Comenzaba la escena principal, en la que el Dr. Víctor Frankenstein, después de haber dejado a su amada por su pasión a la ciencia, comenzaba el experimento de su vida. La música pegó un salto y comenzó la secuencia en la que acomodaba el cadáver en una matriz metálica, y le daba electricidad soltando un centenar de anguilas eléctricas que con descontrolados movimientos rodeaban y electrificaban a la criatura para infundirle vida. Yo estaba que casi me saltaba del asiento cuando el delirante científico se sube sobre ese vientre de hierro y a través de un vidrio le grita ¡Liiiiiiiiiiiive! a su hermoso engendro; y cuando la monstruosidad abre los ojos, yo me doy vuelta hacía un costado, exaltado de la emoción al grito de ¡Viste eso! Y allí estaba Mimadre, con la cabeza hacia atrás, la boca abierta y abrazada a su cartera; en el más profundo de los sueño, como un hereje del séptimo arte.

sábado, 3 de abril de 2010

De la Aspirineta a la Ritalina

Cuando esta amiga de Mimadre llegó a Canadá para instalarse con su familia, le escribía acerca de lo que personalmente llamo "the big little differences"; esas pequeñas cosas que hacen la diferencia entre el primer y el tercer mundo. Son pavadas del estilo: mientras que el encendedor básico que tenemos en nuestro quioscos es el transparente (justificado en visualizar que no te garquen con el gas), in the first world el encendedor clásico es el de la afamada marca de lapiceras, que además tiene que tener un sistema antipurretes (seguramente por ley) para evitar que los más pequeños tengan un accidente. Mientras que nuestros chicles en tiras vienen envueltos en papel, dando lugar a deformaciones nefastas dentro de la cartera de la dama y el bolsillo del caballero; en países con alto nivel económico, los mismos vienen en estuches de plástico duro reciclable (of course). Pequeñas diferencias que hacen la gran diferencia.
Este tipo de cuestiones llegan hasta niveles risibles de marchas de protestas hiper organizadas donde una agrupación de personas, con su pancarta a full color recién salida de una imprenta, marcha en círculos de fila india coreando latiguillos en un tono preciso.
En una ocasión escribió acerca de cómo tres o cuatro personas (el mínimo indispensable para hacer -por ley- una protesta o marcha) se agruparon porque apareció un oso en un parque de la ciudad y abrieron un desmesurado debate en los medios y la política acerca de qué medidas deberían tomarse con el úrsido invasor. Obviamente, todo el debate generado le dio tiempo al oso de estar ahí, boluduar, rascarse las partes púdicas y volverse al bosque a pasito corto, con las manos en los bolsillos y silbando su canción favorita de Moris, cuando se le cantó la gana.

De éste tipo de cosas se escribía esta amiga con Mimadre, y del debate interno que tenía de si mandar a su hijo pequeño (de unos cuatro o cinco años) a una escuela con un sistema ortodoxo de educación o insertarlo dentro de una pedagogía con nombre de ensalada de apio y manzana verde. Finalmente terminó inscribiéndolo en una institución convencional que, desde nuestra perspectiva tercermundista, es una escuela con altos tintes progresistas.
El cuerpo docente -preocupado por las salud física y mental de los pequeñuelos- enseñaba, desde los primeros días de escolaridad, los números y una canción cuya letra indicaba un sencillo marcado de teléfono a donde los niños podía llamar si eran objeto de abuso por parte de algún adulto.
Cuestión es que el niño era niño, y como todo infante se mandaba macanas y su madre lo retaba por eso y amenazaba con darle un chirlo. Cuando las amenazas de su madre llegaban a algún tipo de contacto físico, el pequeño diablillo comenzaba a cantarle la cancioncita que le habían enseñado en el jardín a la vez que marcaba el compás meneando su diminuto índice de lado a lado. En principio pareció un remate divertido y original que terminaba en risas por parte de la madre, hasta que se mandó una grande, a big one. En esa ocasión no hubo previa amenaza sino que la madre paso al chirlo directo y sonante. Haciendo puchero, con ojos llorosos y rabia brotando del rostro, el purrete la miró fijo a los ojos y comenzó a cantar la ya ofuscante letra que habia aprendido. No llegó a terminar la primera estrofa entre lamentos, que su madre lo llevó del buzo hasta el teléfono, levantó el tubo, le puso la mano en el teclado y en perfecto castellano y tono argentino comenzó a decirle "dale, llamá. Llamalos así vienen, te llevan y no me volvés a ver nunca más. A ver si eso te parece lindo".
Todo el progresismo del primerísimo primer mundo se desplomó ante la tanada de una madre argentina.
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viernes, 12 de marzo de 2010

Terrorismo Infantil

Mimadre fuma. El cigarrillo hace mal y cuando uno es niño -y más inteligente- eso es evidente.

Suelen formarse grupos para-parentales de preadolescentes que perpetran ataques sorpresa anti-tabaco.
Yo pertenecía a la primera división de "infantes" terrestres, conocida como "Los Lagartos del Desierto". No éramos como los burócratas que se juntaban en el parque y pretendían concientizar a sus padres con dibujos pintados que pegaban en la heladera. No. Lo nuestro no era la diplomacia.
Nuestro trabajo no era sencillo pero si efectivo: entrábamos a ráfagas en territorio enemigo, buscábamos las células cancerígenas y las "neutralizábamos". Una típica división de "search and destroy". Practicábamos todo tipo de tácticas: aplastamiento y retorcimiento, mojadura, punzado con alfileres, tirar los atados arriba del techo, etc.
Pese a nuestra adecuada cara de "no se dónde están los cigarrillos", el enemigo comenzaba a sospechar y generaba planes de dispersión: compraba varios atados, los ocultaba en diferentes lugares, plantaba señuelos rellenos de algodón y nos arrojaba pantuflas. Nuestras estrategias de abducción-destrucción comenzaban a flaquear y ser poco efectivas. Necesitábamos artillería pesada y nuevas ideas...
Yo tenía conocimiento de un kiosco de otro barrio que vendía chascos, así que realizamos una expedición para aprovisionarnos para el "Día C".
Los "explosivos" venían en pequeñas cápsulas antipersonales, unas pepitas blancas con corazón de fósforo. Secuestramos un atado de Mimadre y comenzamos a colocar las cargas en cada cigarrillo. Pusimos algunas en las puntas y luego realizamos pequeñas perforaciones con un palillo para colocarlas a mitad del cigarrillo. En algunos casos, pusimos hasta 3 cargas en un mismo cigarrillo.
Devolvimos el paquete a su lugar, justo antes que Mimadre partiera hacia la universidad. Solo quedaba aguardar en las barricadas y esperar el desarrollo de nuestro nuevo plan de guerrilla.

Mimadre volvió del trabajo hecha una furia. "¡Chiiiiiicoooooos! ¿A quién se le ocurrió la bromita? Hoy tuve una reunión del Consejo Directivo... y nadie tenía cigarrillos así que yo empecé a convidar a diestra y siniestra... ¿y adivinen qué pasó? que a todos se les empezaron a prender fuego y a explotar". No pudimos contenernos la risa... había funcionado mejor de lo planeado. Al vernos, mi madre también se empezó a reír. "Pero que sea la última vez... hasta el decano se quemó los dedos".

"A veces, el diablo va y se pone de tu parte..."

lunes, 22 de febrero de 2010

¿Te acuerdas de ALF? ¡Volvió! ¡En forma de anécdota!

. Hace un tiempo vi varios capítulos de ALF. Me trajo muy lindos recuerdos y redescubrí lo buena que era: chistes ácidos y políticamente incorrectos a flor de piel bajo un manto de comedia para infantes o púberes.1
. Como es una serie que se ancla en mi infancia, prefiero verla en doblaje latino y no subtitulada. Fue así que vi aquel episodio en el que ALF se filtra ilegalmente dentro de la radiofrecuencia presidencial para advertir sobre los peligros del armamento nuclear y es confundido con un terrorista, dando pie a innumerables y descabelladas situaciones hilarantes para el deleite de grandes y chicos... y recordé una anécdota con ese capítulo.


. Llega, en la vida de todo niño, un momento en el que desea acrecentar su vocabulario, cultivarlo, aprender nuevas palabras y buscar el momento para poder usarlas. En ese momento de la vida, los niños son como esponjas de palabras... y la televisión ayuda mucho en esta tarea. Fue así que sucedió que Mimadre se estaba duchando y sonó el teléfono; contesté y era para ella. Cuando salió del baño, me preguntó quién era y le respondí que había llamado el director de nomeacuerdo. Ah -me dijo- ¿y qué le dijiste?. Le dije que estabas en el baño, indispuesta. ¿¡QUÉ!? ¡cómo le vas a decir eso! Claro -contesté demostrando mi amplio vocabulario recién adquirido- indispuesta, "que no estabas disponible". Creo que ella no escucho mi irrefutable explicación cuando salió corriendo a llamar a esta persona; yo no entendí hasta después de un par de años años el porqué de que mi madre haya reaccionado así.

1- N del A: Mi padre solía llamarme ALF por romper todo lo que tocaba y mi asombrosa capacidad omnívora.
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sábado, 6 de febrero de 2010

Talk Show

. Los programas favoritos de Mimadre son los Talk Shows. Es algo que mira para realizar una pausa entre la traducción de antiguos textos helenísticos y alejandrinos, el dictado de clases, el análisis comparativo, la presentación de proyectos, la traducción de textos griegos, el seguimiento de doctorandos e ir a la verdulería.
. Su favorito era el gran programa de Lia Salgado, pero la bastardización del género por conductoras como Moria Casán, hizo que este tipo de programas se eliminen de la oferta televisiva argentina y tuvo que recurrir al final de la grilla de canales, donde en este momento se empacha de Verdetto Finale (RAI Uno - Italia) y El Diario (Antena 3 - España).

. Cierto día, caminaba desde mi habitación hasta el comedor y cuando paso por la puerta de su habitación, tuve que detenerme en seco ante tan trágica escena. Allí estaba Mimadre como nunca la había visto, sentada en la cama, sola, con los ojos rojos de tanto llorar y un pañuelo blanco -tomado con ambas manos- sobre la boca para reprimir los desgarradores lamentos. Nunca la había visto tan desgraciada, tan indefensa ni tan abrumada por el dolor. Estás bien, le pregunté. Su única reacción fue mover sus ojos para mirarme, sonarse la nariz y sollozar. A medida que me acercaba para que me cuente qué cosa tan trágica apenaba su corazón, mi cabeza buscaba qué gran desgracia podía poner a Mimadre de esa manera y por qué no había ido a compartir su dolor con nosotros que estábamos en la casa. ¿Se habrá separado de papá? ¿pasó un accidente en el que murió un familiar muy cercano o un amigo? ¡qué malestar puede hacer que una persona se sienta tan apesadumbrada!
. Me senté a su lado, le apoyé una mano en el hombro y volví a preguntar qué es lo que pasaba y por qué estaba tan mal. Con el pañuelo todavía en la boca y entre sollozos me dice, ininteligiblemente "esh de nto ika mas desnos iva y lica no iere ver-la". Por un microsegundo pensé en aquellos capítulos en que La Chilindrina llora y no se entiende lo que dice cuando le preguntan. Nunca había visto a alguien que le pasara esto en la vida real, pensé que solo era algo de chicos; pero ahí estaba Mimadre, con un dolor tan profundo en el pecho que no la dejaba articular palabra alguna. Le tomé las manos que sostenían el pañuelo frente a su boca y las bajé lentamente, al mismo tiempo que le decía que me repitiera porque no entendía lo que me estaba diciendo. Ella señalo hacia adelante, yo me di vuelta y vi el televisor, y me di cuenta de que estaba encendido, y vi la cara de Franco Bagnato, y vi el zócalo que rezaba "Gente que busca gente", y luego vi a una señora llorando en una silla, y escuche a mi madre que me repetía "Es que no ve a su hija desde hace mas de diez años y ahora su hija no quiere verla". Y se largó a llorar nuevamente, desconsolada.

jueves, 14 de enero de 2010

Nuevo Año, Nueva Sección: Las amigas de mi madre.

. En cierta ocasión, Mimadre y una amiga se encontraban al mismo tiempo en Capital Federal. Una tarde calurosa de ese verano, se fueron a pasear juntas por Santa Fé. Se encontraron temprano por la mañana para caminar, pasarse los chismes, hablar de política y respirar todo el smog de la city porteña. Digamos: para hacer esas cosas que hace la gente de las provincias cuando viene a Buenos Aires: disfrutar de la ciudad de una manera que los porteños, por lo general, no pueden.
. A medida que se acercaba el mediodía, el implacable sol capitalino comenzaba a incordiar de manera punzante sobre las cabezas de las dos señoras. Cortando Santa Fe hasta Corrientes, se encontrarían cerca de tribunales cuando se les antojó sentarse en la vereda de un bar, a dejar correr el viento, mientras tomaban una refrescante gaseosa servidas en esos vasos largos con media rodaja de limón y un platito blanco con un par de caramelos ácidos.
. Sentadas bajo una sombrilla, parloteaban y reían mientras miles de personas pasaban a su alrededor en una calurosa y húmeda mañana de un miércoles laborable. Pidieron un par de gaseosas y un tostado para compartir mientras a su lado pasaban hombres de traje y maletín mirando sus relojes, chicas en blusa llevando carpetas, estudiantes secundarios con sus mochilas cargadas, Una ejecutiva a paso ligero, un vendedor de medias y pañuelos, cadetes en motos, taxistas tocando bocina, gente esquivando gente en la batalla campal del sector cebreado del cruce de semáforos, etc. Como el día estaba exasperántemente caluroso, algunas de estas personas llevaban alguna bebida en la mano y tomaban sorbos mientras caminaban. Mimadre seguía hablando y se dio cuenta de que su amiga estaba cada vez más callada y pensativa. Cuando Mimadre le preguntó qué es lo que le pasaba, su amiga le respondió: "Es que hay algo que no entiendo, por qué hay un montón de gente corriendo de un lado para el otro con una gaseosa en la mano, en lugar de sentarse a tomarla en una mesa."
Mimadre se quedó pasmada.


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