martes, 21 de julio de 2009

La primera de arena.

. Como ya he comentado, mi madre es "dotora" en filosofía y letras. Dentro de su materia, es especialista en algo extremadamente puntual y antiguo de la filología de una lengua muerta.
. En cierta ocasión, en la que nos encontrábamos en plena deglución después de un arduo día de colegio -alla por la era de del pollo al horno-, se me ocurrió preguntar en qué le servía a La Humanidad lo que ella hacía; de qué manera, esas tan específicas investigaciones que hacía ella y su grupo de colaboradores, contribuía al mejoramiento del Mundo. En ese momento mi madre quedó paralizada y mirándome fijo, con la panera en la mano, esperando que yo termine de hablar.
. No se por qué, a mi se me ocurrió terminar mi exposición con algo parecido a "a quien carajo le puede importar sobre si tal o cual cosa. Si eso no se supiese nunca, el mundo sería lo mismo y nada hubiese cambiado" y coroné el cierre con un chasquido de mi lengua contra uno de los caninos, en evidente satisfacción por la comida que recién terminaba.
. A lo que ella respondió:
. -¿¡Sabes para qué sirve!?
. Yo me incorporé atento en la silla.
. -Para que VOS comas todos los días. Para eso sirve.
. Ella se fue a la cocina con la panera y yo me quedé con los ojos abiertos y pensando "Touché", como un boludo.
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